lunes, 24 de octubre de 2011

RECIBIDO-Setenta días en Buenos Aires (Una ciudad llamada diversidad) Querida/o Amiga/o: Hoy hace setenta días que arribé a Buenos Aires, Ar

Setenta días en Buenos Aires


(Una ciudad llamada diversidad)






Querida/o Amiga/o:

Hoy hace setenta días que arribé a Buenos Aires, Argentina y todo ha transcurrido como dice ese viejo tango de Alfredo Le Pera "Sentir. que es un soplo la vida..." mientras resuena en mi interior la inolvidable voz de Carlitos Gardel quien aun hoy me canta al oído ¨Volver¨ mientras camino embelesado por las viejas calles de su malevo barrio de Abasto.

Me contaba en su libro, Gabriel García Márquez:
"Recordar es fácil para el que tiene memoria. Olvidarse es difícil para quien tiene corazón"

Desde el comienzo se fue dibujando en mi mente, una Buenos Aires algo menos europea que cuando la conocí a fines de los setenta, mas cosmopolita, fuertemente multicolor y fundamentalmente diversa.

Argentina, un país muy generoso que hoy continúa cobijando sin especulaciones a hombres y mujeres de buena voluntad que intentan adaptarse de la misma forma que nos contaba el inolvidable Enrique Santos Discépolo " Sabe que la lucha es cruel y es mucha, pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina…" por un futuro promisorio:

Peruanos, paraguayos, bolivianos, chinos, hondureños, africanos y tantos otros que nutren estas abigarradas muchedumbres que irrumpen cotidianamente desde el alba hasta el atardecer, en la búsqueda del sustento de cada día y de los preciados sueños acunados desde sus tierras de origen.
El enclave mas emblemático de esta diversidad es ese espacio urbano llamado Once: el barrio más cosmopolita de Buenos Aires donde conviven judíos, árabes, armenios, chinos, coreanos, peruanos y provincianos.

El desfile incesante de una ruidosa sinfonía de sonidos y un colorido arco iris de imágenes: las veredas siempre rotas, la mirada de ojos rasgados de los vendedores orientales, esa muchedumbre febril en las veredas, los colectivos que te rozan el cuerpo al pasar, el desordenado desorden de los puestos ambulantes.

El olor típico al chipá paraguayo y al ceviche peruano, el aroma a café de bares casi centenarios, la notoriedad casi ausente del idish o del árabe tan disminuido en las ultimas décadas, el tajante contraste entre el hervidero humano de los días laborables y el silencioso desierto del fin de semana.

Me encontré con esa porción de una Argentina que a pesar de todo y de nada sigue siendo toda mía desde que me la apropié desde hace tiempos remotos y eternos, desde que la incorporé a golpes de nacimiento, vivencias, elecciones y formación.

Hoy estoy en la difícil tarea de armar nuevamente un tango argentino y para esto cuento con varios recursos y algunos ingredientes:

La nostalgia redimida, la carta de un amigo español, los valiosos párrafos de geniales creadores, el pasado, el presente, el futuro, un tango argentino, un tango en Israel y el estar tan lejos y tan cerca, ¿tan lejos de dónde?, ¿tan cerca de quien?


Mi amigo Miguel dijo...

Estimado Dr. Guido Maisuls:

Entiendo lo que usted siente ante esta circunstancia de la vida que experimenta. Tantas vivencias que usted ha tenido en su país natal, tantos años sufridos y disfrutados en la piel y en el alma no debe ser fácil haberlo dejado atrás. Corríjame si me equivoco y no se moleste si le hago un pequeño comentario al respecto de lo que nos ha contado. ¿Acaso su "tango en Israel" suena como un canto de añoranza?

Sinceramente, me ha gustado mucho su "tango en Israel".
Un cordial saludo desde España.


Dijo el recordado y genial Eliahu Toker en Saga judía:

...Es algo que tendrían que explicarte mis entrañas.
Aquí soy un judío que suspira por su tierra
y en Israel voy a volverme
un argentino enfermo de nostalgia
pendiente de lo que suceda en Buenos Aires.
Argentina e Israel son dos amores entre los que me debato.
Claro que hay mucho por hacer aquí, como argentino,
y están el idioma, las calles, la gente, los amigos,
pero hay un Israel viviente que me llama
y una Jerusalén con la que tengo
fijada una cita desde hace siglos...


Dijo el genial, Jorge Luís Borges

"Diríase que sin atardeceres y noches de Buenos Aires no puede hacerse un tango y que en el cielo nos espera a los argentinos la idea platónica del tango, su forma universal (esa forma que apenas deletrean La Tablada o El Choclo), y que esa especie venturosa tiene, aunque humilde, su lugar en el universo"


Dijo en su libro Tango judío, el periodista Julio Nudler. Tan lejos y tan cerca.
El temperamento artísticamente ambicioso del pianista Gustavo Beytelmann, ...recuerda aquella historia de los dos judíos que se encuentran en el Himalaya, y Samuel le dice a David: "¡Qué extraordinario habernos encontrado tan lejos!", y David le pregunta: "¿Tan lejos de dónde?".

Arrastrado por esta vorágine de nuevas sensaciones, encuentros y reencuentros me veo invitado por un viejo amigo, participando de la festividad de Simjah Torah en el templo Jabad de calle Agüero y buscando entre la multitud algunas caras conocidas, me encuentro con el Sr. Embajador del Estado de Israel, Daniel Gazit.

Realmente emocionado me aproximo y le digo: "Es un verdadero honor para mi, estrecharle la mano a un representante de Israel en estas tierras argentinas" De ahí en mas, continuamos charlando en español, como viejos amigos que se encontraron en un lugar tan lejano, ¿tan lejos de donde?, ¿tan cerca de que?

Tan cerca y tan lejos. ¿De donde? A veces uno se encuentra tan cerca pero también tan lejos.
¡Te amo profunda e intensamente, Israel y cuanto te extrañaba, Argentina!

Solicito mis mas sentidas disculpas a los numerosos amigas y amigos de Buenos Aires y del interior de Argentina, por la imposibilidad física de no poder cumplir con sus gentiles invitaciones a encuentros privados y públicos, a visitas y acontecimientos, a conferencias y exposiciones, a cafés y asados, a conocernos personalmente y a compartir todo aquello que no se puede lograr en forma virtual.

Es mi gran deseo que dentro de poco tiempo, tendré el placer de conectarme con cada uno de ustedes para poder darles un gran abrazo y compartir un hermoso encuentro .

Un gran abrazo.



Dr. Guido Maisuls

Buenos Aires, Argentina.

(24 de octubre de 2011)



Si no soy yo ¿quién?, si no es ahora ¿cuando

si es solo para mí, ¿de que sirve?

(Hillel)



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