Cristina Morán, 81 años, se lanza al stand up, cuenta su vida con humor, habla hasta de sexo. Su historia de eterna juventud.
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Cristina Morán, 81 años, se suma a la fiebre del género en boga y creó su propio stand up. ¡Octogenaria tu abuela! es el monólogo autobiográfico que ocupará la cartelera del Teatro del Centro los próximos fines de semana. "El título sale de cuando en la calle alguien te grita `¡vieja de m…!` Y le contestás `vieja, ¡tu abuela!` Ese es el tono. ¡Es muy divertido!", cuenta, entre risas, la actriz y también autora de este espectáculo.
Esta octogenaria -biológica- se deschaba, "canta las ochenta", se ríe de sí misma y deja a un lado los protocolos para bajarse, no de los tacos, pero sí del papel de diva y buscar el "rioba" que, detrás de bambalinas y cámaras, lleva dentro. Como nunca antes cuenta sus amores, detalla las charlas de sexo con Alessandra Rampolla, se ríe de personajes mediáticos y revive experiencias límites, como cuando entraron ladrones a su casa. Todo con humor. Los productores, Gerardo Tulipano y Jimmy Castilhos pensaron en su hija, Carmen, como la directora ideal para una propuesta que busca mostrar la otra cara de "La Morán", la que sólo sus íntimos conocen, "romperle el molde" y hablarle al público con la franqueza que exige el género, más como amiga y compinche, que como actriz.
Cuando recibe el pedido de entrevista, repasa la agenda y queda claro que se trata de una mujer más ocupada y activa de lo común. Una vez en su casa lo confirma: "Me levanté a las 6:00 de la mañana, le di de comer a los perros, 9:30 en Canal 4, 12:30 en la embajada de Brasil, almorcé fuera, pasé por un bar, llamé a Carmen, me reuní con los productores, volví, ensayamos…".
Cristina Morán vive en El Pinar en una pequeña casa a una cuadra de la playa. En su interior, llama la atención los contrastes de colores fuertes, luminosos, energéticos: paredes verde manzana, sillones amarillos y alfombra roja. Su hogar dulce hogar parece el de una adolescente, o más bien, un set de televisión... "Sí, hemos hecho muchas cosas acá", responde con la naturalidad de quien ha pasado la vida entre escenarios de canales y teatros.
En 1948 Cristina era una adolescente de 18 años, no le gustaba estudiar, pero sí leer y escuchar radio. Un día vio un anuncio en el diario El Día: "Se busca señorita de buena voz, buena presencia y simpatía`. Le dije a mi madre que esa era yo".
"He investigado en mi familia antecedentes artísticos y no encontré nada, o sea que inicié una generación". Una generación en la familia y en los medios. La primera mujer que salió en televisión, la primera cuya imagen fue durante tres décadas "cara" de un canal, la primera octogenaria que hace un stand up...
La cargada agenda de Cristina Morán a las 18:00 hs. decía: nota con Sábado Show...
"¡Qué maravilla estas cosas chiquitas! No sabés lo que eran los grabadores nuestros en el año 48, ¡enormes! y así entrevistaba a las grandes figuras de la época, Ives Montand, Anita Eckberg, Lana Turner…"
-¿En las coberturas para la radio?
-Sí para Radio Carve. ¿Eso es un grabador o un teléfono que graba?
-Un grabador…
-La tecnología es fascinante.
-¿Sos tecnológica?
-No, pero me adapté, porque sino la quedás. Uso celular, computadora, mando mails, escribo.
-¿Twitter, Facebook, chateás?.
-No me puedo dejar atrapar. La vida me espera afuera. La uso de una forma práctica. Para escribir. La mejor hora para escribir es de las cinco o seis de la mañana hasta las diez.
-¿Normalmente a qué hora te levantás?
-A las 8:00.
-¿Qué escribís?
-Escribí tres monólogos y dos obras de teatro, todo comedia. El primero fue sobre la vida de una vieja en situación de calle que había sido prostituta y recordaba su juventud. Se estrenó y fue un éxito. Era muy linda la vieja, muy tierna, muy atrevida, muy pícara, se metía con todo el mundo.
-¿Cómo vos?
-Si. Más o menos… (risas). Después. al cumplirse los 50 años de Canal 10 hice La Morán se confiesa. Eso era otra cosa, era yo, Cristina, y contaba mi historia.
-¿Te sentías expuesta?
-No, porque tengo mucho feeling con el público. Me siento querida, la gente quiere saber de mí. Mi vida siempre ha sido una gran exposición…
-¿Fue una forma de mostrarle tu agradecimiento al público?
-Sí, va por ahí. Te voy a contar un cosa. Una vez fui a la Iglesia de las Naciones, al jardín de los Olivos donde fue aprehendido Jesús. Había llovido. Metí la mano en la tierra y le pedí a un cura que la bendijera y me la traje en unos tubitos de medicamentos. En La Morán se confiesa me acercaba a alguien y le decía: abrí la mano y le daba ese montoncito de tierra, es para vos, que te ayude, y siempre, no sé porqué, se la di a alguien que la necesitaba. La gente lloraba. Fue muy emocionante.
-¿Una persona que se siente tan querida por su público, cree que le debe algo?
-Le debo cada vez más respeto, más consideración y más amor. Yo amo a la gente, la quiero, pero para eso primero tengo que quererme, y yo me quiero. Si no me quiero, no te puedo querer. Esa es mi filosofía de vida.
-¿Siempre fuiste así?
-Sí, soy así. Tengo 81 años y siento un respeto especial por los viejos, por las cabezas blancas. En nuestra sociedad los adultos mayores son discriminados, pero también están aquellos que se autodiscriminan porque les hicieron creer que cuando llegás a viejo no servís para nada. Y no es sí.
-Me da la impresión de que vos te olvidás de que…
-¿De que soy vieja? Claro que me olvido. Biológicamente tengo ochenta y un años…
-¿Espiritualmente?
-Treinta. Estoy entre los treinta y los cuarenta. En la edad impresionante de las mujeres.
-Con el doble de experiencia…
-No, no, no. Yo vivo como si tuviera treinta o cuarenta. Plena, amando, disfrutando. No me importa la experiencia que he recogido. No la aplicaría. Un día te encontrás diciendo cosas que nunca dijiste, pero no reflexionás. Una cosa que jamás hice fue dar consejos. Yo doy opinión. No hubo cosa que me molestara más que me digan "te voy a dar un consejo". "¡A mí no me des nada!". Siempre fui una rebelde.
-¿Seguís siendo rebelde?
-Sí. Primero, por temperamento. Segundo, porque me formé en un mundo masculino y estamos en una sociedad muy machista y mucho más hace 60 años. Es mentira que no hay discriminación, forma parte de la condición humana.
-¿Aceptás la diversidad?
-Cómo no la voy a aceptar, con todo lo vivido. Sería negarme, una traición a mí… y eso nunca.
-Entonces, no sos de las que dicen "la juventud de hoy en día está perdida…"
-No. La juventud de hoy en día es como fue siempre. Hay de todo. Pero no podemos generalizar, por eso estoy en total desacuerdo con la baja de la edad de imputabilidad. No es así que se consiguen las cosas.
-¿Te viene nostalgia de tener un micrófono, una cámara, un medio para expresarte?
-Sí. Ahí es cuando digo: `¡pucha, qué lástima que se pasó el tiempo!` Podría hacerlo, pero no tengo oportunidad. Me encantaría agarrar otra vez un micrófono y estar con un camarógrafo. Hoy fui a una recepción de la embajada de Brasil, había unas cintas que decían PRENSA. Cuando salgo, veo a todos los periodistas atrás y les pregunto: ¿qué hacen acá? y me contestan: `no nos dejan entrar, parece que el presidente no quiere recibirnos`, y pensaba… ¡yo hubiera hecho un escándalo!
-¿Hubo algún entrevistado que te haya inhibido?
-Inhibirme no, pero sí de sentirme impactada por lo que salía de esa personalidad. Cuando estuve cerca de Perón, que me sacaron a trompadas, en el año 73, cuando volvió a la Argentina. Él tenía una cosa muy fuerte que la recibías inmediatamente. Ese día pensé: `¿me hubiera atrevido?, ¿cómo hubiera sido?` A mí me encantaría entrevistar a Cristina Fernández de Kirchner, me parece una mujer con ovarios, con coraje, a Dilma Russeff, ¡qué joyita, para pasarse horas! No hay que perderse a esas mujeres, más allá de las ideas.
-Isabel Allende dijo la última vez que vino que no hay mujeres débiles…
-Me parece maravilloso lo que dijo. Por supuesto que estoy de acuerdo.
-¿A qué le tenés miedo?
-Me produce miedo el devenir. Qué va a pasar con los míos, a qué se van a enfrentar y yo no estar para protegerlos. Si me preguntás ¿a la muerte? No es a la muerte, me da miedo desaparecer, no ver más el sol, no escuchar más a los pájaros. Dejar de ser…
-¿Crees en Dios?
-Cada vez más…
-¿Sos de pensar en la muerte?
-En los últimos tiempos estoy pensando un poco más, no sé porque… Debe de ser un tema de edad…
-¿Miedo a la vejez?
-¡Si ya la tengo! ¡Nooo!. Es una etapa de la vida a la que hay que agradecer llegar. No la podés detener, pero sí buscar que estos años -en los que salen arrugas, se cae la piel y te salen manchas en el rostro- sean cada vez mejores.
-¿Y cómo lo haces vos?
-Cuidándome. Con prevención, vida sana. No fumo, no bebo alcohol. Fumé de los 18 a los 50, pero no me quedaron secuelas, tuve suerte.
-Vivir en El Pinar…
-Vivir acá es muy sano. Pero no vine por eso, sino porque mi hija está acá hace 26 años. Pero tengo ganas de regresar a Montevideo, mi vida es allá; ensayo en Montevideo, tengo función allá, o si quiero ir al cine… Todos los días manejo treinta kilómetros de ida y treinta de vuelta y me preguntan: "¿Te volvés sola?" ¿Vos ves a alguien? ¡Chofer por ahora no contraté! Contesto. Mientras tenga fuerza, vea, y todos mis sentidos funcionen bien, voy a seguir manejando.
-¿Qué te mantiene en tus treinta o cuarenta años?
-Las ganas de vivir, sentirme útil, saber que tengo que seguir, que no me puedo quedar. Es esta fuerza que viene no se sabe de dónde …
-Ni vos sabés…
-Noooo
-¿O sí…?
-Puede ser…
-¿De dónde?
-De mi mamá. Ella era muy plácida, muy tranquila, pero tenía unos ovarios impresionantes.
-¿Sos nostálgica?
-No. No me gusta revolver el ayer.
-¿Cirugías?
-Una cuando empezó la televisión color y nunca más. No estoy dispuesta a complicarme ni sufrir.
-¿Te gustan tus arrugas?
-No me molestan. Son parte de mí.
-¿Qué opinás de las mujeres que se llenan de cirugías?
-Que están fuera de control y se deforman. Yo conocí a Moria Casán, era espectacular. Graciela Alfano, ¿qué se hizo?, ¡Silvia Suller es un monstruo! Quieren la eterna juventud… ¡y no existe!
-Octogenaria ¡tu abuela! es el Stand up de la eterna juventud…
-¡Claro! Porque yo soy la eterna juventud, ¡no te dije que tengo treinta o cuarenta!
-¿Por dónde va tu eterna juventud?
-Está en la cabeza, la cabeza rige todo. La orden que yo le doy es ¡vamos, fuerza! y a las neuronas les pregunto ¿quieren estar? ¡Gánenselo! No hay otra, sino te comen los cocodrilos. Pasa por ahí Octogenaria ¡tu abuela!, por ser yo.
-¿Desde qué enfoque? Porque en La Morán se confiesa también repasabas tu vida…
-Son distintos planteos. Ahí hablaba de los años 80 para atrás, ahora hablo del presente, de lo que estoy viviendo yo, el entorno, nuestra sociedad. Siempre con humor. Me lanzo y me divierto mucho, tiene cosas descaharrantes. Hablo de cuando me robaron y mi casa se llenó de policías, de personajes de los medios, de experiencias mías y los diálogos con Alessandra Rampolla no se pueden perder, fueron muy fuertes. ¡Me preguntó si alguna vez había tenido sexo anal!
-¿Y qué le contestaste?
-¡Salté y me puse contra la pared! (carcajadas).
-Pero según Alessandra es muy natural hablar de eso…
-¡Nooo! Pará querida, tengo ochenta años, todavía mantengo vergüenza y pudor (risas) ¡Por suerte! La mujer siempre debe ser muy femenina, mantener vergüenza y pudor.
-¿Cómo eras de joven?
-¡Espectacular! (risas). Hacía natación, voleibol, básquetbol en el club Neptuno. Tenía muy buen lomo, pelo largo negro… después pasé a ser rellenita, pero se usaba.
-Deberías tener muchos candidatos…
-Los espantaba.
-¿Por qué?
-Porque eran muchos…no los podía atender a todos (risas).
-¿Y qué te enamoró cuando te enamoraste?
-Nunca sabés de qué te enamorás. Te enamorás y punto.¡Pero la facha era fundamental! En mi vida jamás hubo un hombre feo (risas).
-El amor rejuvenece… ¿no te podrías enamorar hoy?
-Ni loca. No. No. No. No. Todo tiene su tiempo en la vida.
-¿Vos en qué tiempo estás?
-En el de estar tranquila…
-Sólo en el amor…
-Amor de pareja no. Amor a la vida, sí. Pero amor y paz tampoco. Nada de paz… (risas).
-¿Alguna vez pensaste en retirarte?
-Si, cuando cumplí 65 años. Sin decir nada fui desapareciendo.
-¿Por qué?
-Querían gente joven, chicas bonitas, no importaba el talento, y sentí que me iban a tirar para afuera. Decidí irme antes. Con mucha pena, porque tenía mucho para dar…
-¿Qué opinás de eso?
-Que hay que saber. Yo era una gordita cuando empecé. Nunca fui una belleza, pero tuve conocimiento, tuve personalidad y fui aprendiendo… y no te la creas porque la quedás. La tele es una picadora de carne.
-¿Ingrata?
-Divina, pero muy ingrata.
-¿Cómo hiciste para mantenerte?
-Veinte años después de haberme ido de Canal 10 me llamaron para Hogar dulce Hogar y entré por la puerta grande, como figura. Hoy en Porque te quiero así ponen "con la participación especial de Cristina Morán". Eso me lo gané.
-¿Ahora pensás "en algún momento me voy a retirar"?
-No, no lo pienso. Dejo que las cosas fluyan. Cuando no me llamen más haré otra cosa…menos tejer, cualquier cosa.
Etiquetas: vida - tengo - cristina - juventud - moran -
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